Pongámonos en situación. Un conjunto de personas, asiduos compradores de una determinada marca de yogur, hacen su compra semanal en sus respectivos supermercados. Llegan a sus casas, siguen con su rutina y, en un momento dado, prueban esos yogures que habían ido a comprar. Poco a poco, todos caen enfermos debido a una remesa de productos intoxicados. Los yogures pudieron deteriorarse en el preparado o en el transporte, resultaría muy difícil determinar el momento exacto y, por lo tanto, evitar que vuelva a ocurrir.
Blockchain ayuda a recopilar datos en cada una de las fases de la producción. Estos datos son actualizados al momento en todos los terminales, lo que permite una mayor trazabilidad de todos los productos comercializados. Al mismo tiempo, esa información queda registrada en numerosos dispositivos, y esos registros no se pueden ni modificar ni eliminar. Por lo tanto, cuando se detecta algún problema basta con revisar la información para saber exactamente dónde está su origen.
Grandes firmas como Dole, Unilever, Golden State Foods, Kroger y Nestlé, así como Tyson Foods, McLane Company y McCormick and Company, se están sumando a la iniciativa. Su importancia es tal, que el uso de esta herramienta podría llegar a ser determinante para la salud de los consumidores: el tiempo que se tarda en localizar alimentos peligrosos pasaría de semanas a segundos.
Frank Yiannas, vicepresidente de seguridad alimentaria de Walmart, afirmaba en Futurism que “el objetivo común de estas empresas es tratar de mejorar la calidad de vida de las personas, por lo que estos temas son pre-competitivos”. El proyecto debería compartirse con el resto de empresas que se están sumando al consorcio desde Walmart, donde ya tienen su sistema de bloqueo personalizado para seguridad alimentaria y trazabilidad. Con él, las diferentes fases por las que pasa un determinado producto quedarían registradas, permitiendo determinar cuándo, cómo y a quién corresponde la responsabilidad en caso de fallo o deterioro.
Tras el estudio y seguimiento del sistema actual en las cadenas de suministro, IBM determinó que estas tienen serios focos de pérdidas debido a ineficiencias. Brigid McDermott, vicepresidenta de desarrollo de negocio de IBM, las dividía en tres categorías en CoinDesk. “La primera, que es la que podría considerarse como la más costosa, sería la pérdida de salud y de vidas humanas”, apuntaba McDermott. Aunque muchas veces esta amenaza no se contempla como tal, según la Organización Mundial de la Salud cada año mueren por intoxicación alimentaria una media de 420.000 personas.
Los otros dos costes están relacionados con el primero. Cuando a un producto se le considera una amenaza potencial para la salud de los consumidores, su demanda suele bajar, y también lo harán sus precios. Por ese motivo, tal y como defiende McDermott, el Blockchain “mejoraría la transparencia de estos procesos”, al mismo tiempo que “facilitaría su gestión de manera rápida y eficaz”.
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