Interés por las alternativas al pescado, las tecnologías que habilitan las nuevas formas de producir alimentos y la omnipresente fermentación, son algunas de las preferencias de los inversores foodtech -que representan más de €1.500 millones– reunidos en ftalks’22, la cuarta edición del evento de innovación en alimentación organizado por KM Zero. Donde también hemos confirmado -científicamente- que los humanos necesitamos una transición para adaptarnos a los cambios, y que estos -queramos o no- llegan y cada vez más rápido, dejándonos una sensación de incertidumbre y urgencia que nos hace tomar decisiones a veces simplemente por el miedo a quedarnos fuera. Dos días intensos con abundante contenido del que extraigo algunos puntos y conclusiones.
€1.500 millones dispuestos a invertir en foodtech es lo que representaban los cinco fondos presentes en ftalks’22. A pesar del ambiente de corrección que está viviendo este mercado en los últimos meses – o quizá por ello- lo que se percibe es una actitud que oscila entre la prudencia -”la fiesta se ha acabado, hay que mirar mucho más los números”- y la oportunidad que brindan unas valoraciones a la baja. Entre estas oportunidades, los inversores apuntan hacia las alternativas al pescado, una categoría todavía no saturada como las carne plant-based; el queso elaborado con técnicas de fermentación, que aunque vive un auténtico boom -océano rojo, según algunos- con numerosos actores en la línea de salida, tiene un amplio espacio de oportunidad que las alternativas vegetales al queso todavía no han logrado satisfacer; las tecnologías habilitadoras que facilitan o agilizan la llegada al mercado de estos productos y la logística, esos segmentos B2B menos glamurosos que los productos finales que copan las fotos y los titulares, pero imprescindibles; y modelos de negocio completamente nuevos, como los sistemas de agricultura urbana.
El síndrome de Beyond Meat -cuya valoración actual está por debajo de su precio de salida a bolsa- no ha dejado de sobrevolar un encuentro en el que todos parecen estar de acuerdo en que se han vivido momentos de valoraciones poco realistas, pero que la categoría, lejos de estar muerta, ofrece ahora un renovado atractivo para “ganar más”. Siempre y cuando, eso sí, se logre mejorar organolépticamente para hacer más verosímil la analogía con los productos originales (hay consenso en que “todavía no estamos ahí”) y alcanzar la deseada paridad en precio. Además, será necesario definir mejor el público objetivo real de este tipo de productos tras dos años experimentando con veganos, flexitarianos y amantes de las novedades. La clave es encontrar el consumidor dispuesto a repetir, que, de momento, parece que se resiste. Porque el retailer, “que es al final el que decide”, lo que busca son productos de alta rotación. Escalado, capacidad de producción juegan un papel importante en esa carrera, aunque todavía no se ha logrado cerrar el círculo mágico demanda-volumen-escala-precio. Además, la saturación de propuestas poco diferenciadas debe seguir impulsando los esfuerzos de las marcas por afinar sus propuestas de valor. Entre tanto, -al menos para el consumidor- la sostenibilidad sigue en la casilla del “good to have”. ¿Lo entienden también así las empresas y los inversores…? Como nos insistía Francesca Zampollo, creadora del método «Food Design»- al final «diseñar es elegir». En su mano está decidir si quieren, pueden y cómo de forma voluntaria generar un impacto positivo, cómo medirlo de forma eficiente, y cómo evitar el «green o impact washing», tal y como se debatió durante el panel sobre inversión de impacto.
Hay coincidencia general en que el futuro es incierto y los cambios rápidos e inesperados. Y que esta circunstancia “ha venido para quedarse”. Por lo que la receta pasa por no dejar en ningún momento de observar. “Sentados a la mesa no nos vamos a dar cuenta de lo que está pasando”, explicaba Raúl Martín, ser ágiles en tomar decisiones, prepararnos para diversos escenarios y apoyarnos en la tecnología para adivinar cosas. Por ejemplo, predecir la rotación de una máquina de vending moderno (como hace Hello, una de las startups participantes en los ftalks22 Awards) o el consumo de olivas en China. Y un buen ejemplo de esta mentalidad y actitud me parece que lo resume Zulema Beresaluce, consejera de Aceitunas Cazorla cuando explicaba “estamos en un mundo en el que la simple aplicación de una nueva tecnología para gestionar el almacén es capaz de dar la vuelta a un modelo de negocio completo”. Al parecer, hay ya 70 marcas de alimentación en el metaverso y 3.600 solicitudes pendientes. ¿Están siendo ágiles venciendo la incertidumbre, o sufren de FOMO (Fear of Missing out) vencidos por la urgencia? Ese es el quid de la cuestión.
Ftalks22 ha sido también el marco para presentar el primer “Estudio de neurociencia sobre la percepción de las hamburguesas de proteína complementarias” de España, fruto de la colaboración de KM Zero con la consultora especializada en neurociencia Thimus. Entre las conclusiones del experimento, que aunque en nuestro país se registra unos niveles bajos de neofobia (tendencia a evitar nuevos alimentos, 27%), al cerebro no le gustan demasiado las novedades, por lo que las personas necesitan experiencias transicionales para aceptarlas. ¿Qué podemos considerar una experiencia transicional? En este caso, un hamburguesa híbrida entre carne y plant-based. Parece lógico, pero ahora la ciencia, la neuro-ciencia, nos lo confirma.
En un mundo en el que la diabetes y la obesidad se consideran las pandemias silenciosas del siglo XXI, parece haber consenso en que uno de los enemigos a batir son los picos glucémicos. Aunque el disenso aparece a la hora de evitarlos. Desde las dietas que huyen de los hidratos de carbono como del demonio, como propone la doctora Mariela Glandt (Fundadora de OwnaHealth, revolucionaria plataforma virtual para el cuidado de la diabetes y cofundadora de Eatsane, que produce alimentos bajos en carbohidratos); hasta innovaciones patentadas basadas en las propiedades de la semilla alojada en el hueso de las olivas, como propone Oleoway, (también seleccionada en los Premios ftalks’22), y que de lo que pretenden huir de es regímenes alimenticios que consideran “caros, estresantes y de difícil adherencia”.
No hay evento foodtech que se precie que no incluya su concurso de startups. En este caso, con dos categorías, Sostenibilidad e Innovación. Las premiadas en los Premios ftalks22 han sido respectivamente Isauki, por su desarrollo de pescado y marisco plant-based; y Let’s Cook, startup de meal-kits. Puesto que se trata de un formato ya conocido, probablemente el jurado ha valorado su capacidad para ejecutar el proyecto con solidez y mantener un ebitda positivo en un modelo de negocio complejo, de unit-economics endiablados, y sobre el que se cierne la amenaza de entrada en España del líder de la categoría, Hello Fresh.
Los datos encajan con el comportamiento del ecosistema europeo, a la espera de la recuperación…
En el programa, dividido en tres fases, han participado 20 startups. Las conclusiones se han…
Más de 50 solicitudes recibió CNTA en 2024 para participar en Food (Tech)2 Challengers, pero…
El potencial de una fórmula que permite acceder a soluciones innovadoras en fases tempranas y…
Future Food-Tech London abordó en un panel de expertos los riesgos, retos y oportunidades de…
La industria clama por la inversión pública mientras lucha por reducir costes de producción y…
Esta web usa cookies.