Global Kitchen: la cocina doméstica en la era de la globalización es un informe elaborado por el Instituto Silestone y que recoge las principales tendencias tanto de diseño, equipamiento y uso, de la cocina del futuro. La principal conclusión Global Kitchen es que la cocina del futuro será un espacio hiperconectado, de ocio, de trabajo, de salud y de relación. Además, se profesionalizará con técnicas y aparatos propios de las cocinas profesionales y contará con electrodomésticos inteligentes.
En el estudio han participado 17 reconocidos expertos de diversos campos como Andoni Luis Aduriz (**Michelin en Mugaritz) o Gastón Acurio; el antropólogo de la Universidad de Harvard Richard Wrangham, los arquitectos Piero Lissoni y Juli Capella, la diseñadora industrial Patricia Moore. Además, se ha completado con una encuesta en más de 800 puntos de venta de diversos países.
Precisamente Andoni Aduriz, junto a Juli Capella -arquitecto- y Anabel Rodríguez -responsable de la Fundación para la Economía Circular, fueron los encargados de presentar este estudio, en una jornada celebrada en el nuevo Cosentino City de Madrid.
Los expertos consultados por Global Kitchen no son ajenos al fenómeno de la Smart Kitchen, como una de las claves de la cocina del futuro. La conectividad y los electrodomésticos inteligentes permitirán no solo facilitar las tareas de compra, cocción y lavado; sino de relación con nuestro entorno, al poder utilizar elementos como la encimera para cocinar o hablar por teléfono o, incluso, para ver la televisión.
Comemos cómo vivimos.
La cocina del futuro
será personalizada
para hacernos felices
Las encimeras del futuro se podrán manejar desde dispositivos móviles, permitirán cocinar directamente sobre la superficie y actuarán como panel de control. Otras tareas que incorporarán serán el cálculo de peso y las propiedades nutricionales de los alimentos, absorber líquidos y la autolimpieza.
La cocina del futuro tampoco escapara a una de las macrotendencias tecnológicas, la Inteligencia Artificial con la que «los electrodomésticos serán capaces de actuar casi por sí solos. La casa aprenderá cuándo tiene que realizar tareas rutinarias, según los patrones de la familia», vaticina Ignacio Martín, global head of SmartHome services de Telefónica.
Cuestión a dilucidar será si la smart kitchen supondrá una acumulación de aparatos en la cocina del futuro, o si, por el contrario, permitirá reducir su número y tamaño -y consumo- para cederlo a los espacios de trabajo y convivencia.
“Comemos cómo vivimos, así que, la cocina del futuro será personalizada y nos hará felices a cada uno de nosotros, según nuestros gustos y costumbres. -vaticina Andoni Luis Adúriz– La tecnología que se aplique permitirá que cada uno amolde el espacio a su manera”.
Tras la visión más «techi» de la cocina del futuro, el estudio Global Kitchen recoge la preocupación por el entorno como una de las inquietudes de los participantes. Destacan valores como la eficiencia en el uso energético, de agua y de gestión de residuos, así como, la flexibilidad y sosteniblidad de los materiales -sin perjuicio de su durabilidad, seguridad e higiene-.
En la cocina
se invierte
el 25% de superficie
y el 50% del presupuesto
La responsable de la Fundación para la Economía Circular, Anabel Rodríguez, cree que “la tecnología nos permitirá tener electrodomésticos más eficientes, incluso más pequeños, aunque el consumidor ha de tener un papel activo en estas tendencias y cambiar algunos hábitos para vivir en un futuro sostenible”.
En definitiva, según los expertos Global Kitchen, la cocina recuperará el centro que siempre ocupó en el hogar y se consolida como espacio de relación y ocio familiar, siendo incluso lugar de trabajo; por lo que se va a integrar cada vez más con el resto de la vivienda.
Una tendencia que confirma el arquitecto Juli Capella, cuya visión sobre la cocina del futuro la sitúa como «un espacio multifuncional, de reunión o de trabajo, e integrado en el salón; en el que se compatibilice la presencia de plantas o pequeños huertos con múltiples pantallas integradas controlables a través de nuestros smartphones, y cuya versatilidad se adapte a los momentos «foodie» o a los momentos «fast food». En definitiva, un espacio «customizable» según nuestra presonalidad o momento vital».
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