Estamos a punto de cerrar un año muy intenso en la industria foodtech. 2021 marcó el principio del carrusel y 2022 ha servido para aterrizar y encauzar el fuerte impulso del año anterior. La corrección del boom plant-based (pero no crisis en la categoría), la preocupación por el escalado, la confirmación de que aún queda camino por recorrer para cumplir las expectativas creadas o la una renovada atención a la seguridad y la soberanía alimentaria, hay sido temas recurrentes este año en los corrillos foodtech, junto otras ideas que recojo aquí brevemente:
- Nos enfrentamos a la era de la escasez. Pero los innovadores somos optimistas por naturaleza. Y estamos aquí para encontrar abundancia donde antes no habíamos buscado.
- Más que a una revolución, estamos ante una transformación, aunque realmente estamos creando una nueva industria.
- Debemos colaborar para resolver los retos con el mismo sentido de urgencia que lo hicimos con Covid.
- La regulación forma parte de la innovación.
- Realmente, no, no estamos allí todavía, en la promesa de igualar o mejorar los alimentos de origen animal …
- … pero eso no significa que la categoría esté muerta. Por mucho que lo digan los agoreros de UBS.
- Algunos piden un apoyo público similar al de las energías renovables, para impulsar la innovación que acerque esa promesa a la realidad. Esto favorecería a una industria con una facturación y un empleo millonarios. En un proceso que promete ser una carrera (¿de obstáculos?).
- Las startups encienden la mecha, pero ¿son las que van a alimentar al mundo?, ¿tienen capacidad de impacto masivo real?
- Inversión: nos movemos entre la prudencia y la atención en renovadas oportunidades. No volveremos a los niveles de 2021, puede que una vez asentada la polvareda, algunos paracaidistas o poco especializados arríen velas, pero los corredores de fondo con experiencia foodtech, mantengan el rumbo. Quizá con menos trapo, pero con una ruta clara.
- Estamos en una fase 2.0 de la inversión en foodtech. Los inversores también están aprendiendo. Atrás quedan las épocas de valoraciones poco realistas.
- Atención al B2B, más que a las marcas. Ojo a la saturación del mercado con propuestas poco diferenciadas. Una vez inventadas las categorías, sólo queda innovar dentro de la categoría para diferenciarse y sobrevivir frente a los gigantes.
- No más hamburguesas, no más alimentos ultraprocesados, no más azúcar, no más inseguridad alimentaria. No más robots sin un modelo de negocio detrás.
- Tres cosas importan en la decisión de compra: sabor, sabor y sabor. Luego ya, “si eso”, precio. La sostenibilidad, hoy por hoy, sigue siendo un “Good to have”.
- Cuando ya no se puede jugar con el precio, la tecnología es la única que puede ayudar a hacer las cosas de otra manera.
- La consolidación también está en el horizonte de las categorías intensivas en inversión, como todo lo relacionado con el cultivo celular o procesos biotecnológicos. Llegará un momento en que habrá que unir fuerzas… y recursos.
Lo que tenemos claro es que el futuro es incierto, los cambios son rápidos e inesperados, y, en cualquier caso, van más deprisa de lo que esperamos. Sentados a la mesa no nos vamos a dar cuenta de lo que está pasando. “Sal a la calle”, decía Steve Plank en su estrategia de “desarrollo de cliente”. Solo que ahora la calle no es solo física, es también digital. Y la tecnología nos ayuda a recorrer sus vericuetos y aprender de ellos para preparar el futuro.