Desde hace décadas muchos estudios advierten sobre las consecuencias de la producción animal intensiva y masiva para el medio ambiente y la salud pública. Sin embargo, en Occidente la población continúa fuertemente ligada al consumo de carne. Algunas alternativas han surgido desde hace años: proteínas de origen vegetal, proteínas alternativas basadas en microorganismos, carne cultivada, etc.
Quizás, de todas ellas, la carne cultivada sea la que genere más suspicacia entre los consumidores y la que plantee más interrogantes. Entender las probabilidades de adopción de la carne cultivada en al dieta, como nueva categoría alimentaria y nueva tecnología, ha sido el objeto de investigación del recién publicado estudio “US and UK Consumer Adoption of Cultivated Meat: A Segmentation Study” (Adopción del consumo de carne cultivada en Estados Unidos y Reino Unido: un estudio segmentado). El estudio, financiado por Aleph Farms -que también participó en su diseño- y liderado por la doctora en filosofía Keri Szejda, expone, en líneas generales, que es probable que la carne cultivada constituya una parte importante de la dieta de los consumidores en el futuro.
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En el estudio participaron 2018 consumidores estadounidenses y 2034 británicos no familiarizados con la carne cultivada. Trabajar con una muestra de este tamaño permitió evaluar indicadores entre la población en general y por segmentos generacionales. ¿Por qué Estados Unidos y Reino Unido? La carne cultivada tendrá, a priori, un precio más elevado que la carne común. Es por ello que, Estados Unidos y Reino Unido, dos países con un nivel adquisitivo alto y con mayor probabilidad de convertirse en los mercados más importantes de esta alternativa a la carne de granja, fueron los dos elegidos para este estudio.
El nombre importa a la hora de probar y comprar un producto nuevo. Un estudio reciente en el ámbito de la comunicación evaluó la nomenclatura teniendo en cuenta diversos criterios: neutralidad, atractivo, capacidad descriptiva y de diferenciación de otros tipos de carne. El término “carne cultivada” resultó ser elegido entre los encuestados frente a otras opciones, por su mayor atractivo frente a otras opciones más «descriptivas» como «cell based» o «a partir de células».
A pesar de que los participantes del estudio no estaban familiarizados con la carne cultivada, el 80% consideró probable probarla y el 40% muy probable (a este segundo grupo se lo denominó como “mayoría temprana”). Alrededor del 70% consideró probable comprarla con regularidad y el 25-30% consideró muy probable comprarla con regularidad e incluso utilizarla como sustituto de la carne animal en sus dietas. Dentro de la “mayoría temprana”, un 98-99% consideró que podría incluir la carne cultivada como un producto más dentro de su cesta de la compra. Además, la mitad de los encuestados mostró probabilidades de pagar más por la carne cultivada, y el 10-13%, altas probabilidades.
Si bien no se observaron diferencias notables en la probabilidad de comprar carne de agricultura celular entre los participantes de EEUU y RU, sí se observó una diferencia significativa en la voluntad de pagar un precio mayor por la carne cultivada en comparación con la carne animal entre los encuestados estadounidenses.
En cuanto a la edad de los participantes, se pudo observar que las generaciones más jóvenes mostraron mayor probabilidad de probar y comprar carne cultivada, tanto en EEUU como en RU.
Las razones por las cuales los consumidores elegirían la carne cultivada fueron también motivo de estudio. El bienestar animal, la salud, el medioambiente, la ausencia de patógenos y antibióticos, la seguridad alimentaria y el apoyo a pequeños productores fueron las razones enumeradas en la investigación.
En Estados Unidos la ausencia de antibióticos y patógenos en la carne cultivada y su apoyo a la seguridad alimentaria global fueron los motivos con mayor peso para incluirla en la dieta. En Reino Unido tuvieron relevancia el medioambiente, la ausencia de antibióticos y la seguridad alimentaria global. Se encontraron, además, diferencias significativas entre los dos países en cuanto al bienestar animal y el medioambiente, siendo los participantes británicos quienes dieron más importancia a estos dos asuntos.
La carne u otros productos de agricultura celular, como como cualquier nuevo alimento, debe tener ciertas garantías de seguridad y certificaciones de cara a los consumidores. El estudio arroja que el aspecto más importante entre los encuestados fue la necesidad de aprobación de la carne cultivada por parte del organismo competente en seguridad alimentaria del Estado (la USDA y FDA en Estados Unidos, y la FSA en Reino Unido), seguido de la certificación de una carne cultivada sin antibióticos. Según los autores, esto demuestra que el deseo de un producto correctamente regulado es alto entre la muestra. Aunque menos relevante por el momento, otro de los puntos discutidos entre los investigadores son las condiciones necesarias para poder denominar halal y/o kosher a la carne cultivada. En general coinciden en que pueden existir versiones que se adapten a las necesidades y demandas de las distintas religiones.
Sin olvidar que el estudio ha sido financiado por una startup de carne cultivada como Aleph Farms, cabe destacar que los resultados obtenidos tienen interés. El recabado de esta información, a partir de una muestra amplia y con una ficha técnica solvente, da pistas útiles a la industria y para otros actores del ecosistema sobre las diferentes percepciones que se van teniendo en torno a estos innovadores productos. Basándonos en los resultados podemos decir que tanto Estados Unidos como Reino Unido tienen potencial para convertirse en mercados importantes, más allá de las diferencias que se encuentran en la motivación de consumo o la importancia que dan a aspectos como la certificación o la ausencia de antibióticos en el producto.
Otro aspecto clave que expone el estudio es la mejor aceptación por parte de las generaciones jóvenes frente a las de mayor edad. Precisamente las que van incorporándose al mercado de consumo en paralelo con las previsiones de comercialización. Finalmente, es interesante resaltar cuáles son los principales drivers de consumo y las diferencias regionales en los mismos. Todo ello de utilidad para preparar el posicionamiento y el encaje en el mercado de este tipo de productos.
Por otra parte, el estudio menciona que se ha seleccionado a personas no familiarizadas con el concepto de agricultura celular. A las que tras unas primeras rondas de preguntas, se le ha facilitado información sobre la misma. No conocemos exactamente qué información se les proporcionó. Pero entendemos que Aleph Farms es la primera interesada en que estos estudios arrojen información lo más veraz y lo menos sesgada posible, ya que sobre ellos deben basar sus previsiones de negocio.
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